La elección de este tema para trabajarlo con los niños está justificada por la relación que existe entre unos hábitos de alimentación sano y correctos y una buena salud.
Afirmar que la fruta y verdura son necesarias parece una obviedad; sin embargo los actuales hábitos alimentarios de buena parte de la población no siempre parece tener en cuenta este principio.
Sea por el horario de trabajo o por el pánico a engordar, las normas básicas para adoptar una dieta equilibrada suelen incumplirse sistemáticamente.
Resulta ilustrativo por ejemplo comprobar cómo la fruta esta ausente de cualquiera de los menús de hamburgueserías y pizzerías. Niños y jóvenes están creciendo en una sociedad en la que este producto de alimentación no es tan valorado como otro.
Esto, además, llama la atención, cuando vivimos en uno de los países de la fruta, con una amplia variedad de sabores, aromas, texturas y un corto período de maduración.
En definitiva debemos intentar aumentar la ingesta de frutas y verduras, desde un compromiso común de padres y educadores, para otorgarle un papel destacado en la dieta infantil, intentando vencer, con paciencia y con imaginación, su escaso protagonismo frente a golosinas y otras alternativas.
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