En general se las conoce como dislexias, si bien este término no es unívoco y existe una gran disparidad de criterios para unificar el sentido último del mismo. Hoy parece que cobra cierta entidad la definición que con un carácter educativo y social hace Critchley al afirmar que es una alteración que se manifiesta por la dificultad en el aprendizaje de la lectura a pesar de haber seguido una instrucción convencional, tener una inteligencia adecuada y oportunidades socioculturales. Depende de dificultades cognitivas fundamentales que tienen frecuentemente un origen constitucional.
Errores de exactitud lectora
Suelen ocurrir de uan manera asociada y/o simultánea con los errores en la comprensión y en la velocidad lectoras. Se dan tanto en letras como en sílabas y palabras. Los principales errores que se producen en la dimensión de la exactitud lectora son:
Adición. Consiste en añadir sonidos vocálicos, consonánticos e incluso sílabas inexistentes a las palabras que se están leyendo.
Adivinación. Es un tipo de error de exactitud que se produce cuando al leer la palabra solamente se realiza una fijación ocular sobre la primera sílaba (o la segunda si la palabra es trisílaba) y no sobre la totalidad o punto central de la palabra. El error de adivinación es muy típico de niños y niñas impulsivos/as.
Inversión. Se da en grafías cuando se altera la forma de la letra invirtiendo o cambiando su posición con respecto a algún eje de simetría (rotación): m por w, n por u. El error de inversión consiste, pues, en una alteración o transposición del orden lógico-secuencial de las grafías.
Omisión. Consiste en omitir la lectura de letras, sílabas o incluso palabras. La omisión de sonidos vocálicos es muy habitual. Los fonemas que se omiten con mayor frecuencia son: n, r, l, y s. Se omiten principalmente cuando el sonido consonántico se encuentra antes de otra consonante.
Sustitución. Consiste en cambiar unos sonidos vocálicos o consonánticos por otros que no se corresponden con la grafía.
Errores en la escritura
Simultáneamente a los errores que se producen en la lectura, aparecen otros errores en la escritura que en algunos casos son los mismos que se han producido en la decodificación fonética. Estos errores posibles son los que siguen:
Repeticiones. Escritura repetida de grafías, sílabas o palabras.
Fragmentaciones. Rotura incorrecta al escribir las palabras.
Contaminaciones. Unión de dos o más palabras de modo incorrecto.
Omisiones. Bien sea dejar de escribir alguna letra, o sílaba, y en casos menos frecuentes toda una palabra.
Adiciones o añadidos. Consisten en añadir grafías o sílabas a las palabras escritas.
Inversiones. Son alteraciones del orden secuencial de las letras.
Sustituciones. Se cambian unas letras por otras, especialmente las que tienen una cierta similitud fonética: t – d, o similitud espacial: d – b, b – p, q – d, n – u, m – w.
Errores de velocidad lectora
Leer muy deprisa produce errores de exactitud. Leer con excesiva lentitud dificulta la comprensión. Bajo esta dimensión de la velocidad en la lectura se encuadran los siguientes errores o dificultades:
Silabeo. Consiste en leer sílaba a sílaba. Se trata de una lectura fragmentada de la palabra que lleva a una intermitencia monocorde con ausencia de fluidez y de estructuración rítmica de la frase. Un excesivo número de fijaciones oculares propicia que no se abarquen más sílabas o la palabra entera de un solo “golpe de vista”.
Denegación. Es definida como un tipo especial de omisión pero intencional o deliberada. Al encontrar el lector o lectora excesiva dificultad en su lectura opta por omitir su lectura después de haberse detenido durante unos instantes para intentar decodificarla.
Lectura mecánica veloz. Consiste en imprimir una excesiva velocidad que imposibilita o impide una comprensión del texto con el consiguiente deterioro de la calidad lectora.
Ralentización por exceso de fijaciones. Cuantas más fijaciones oculares se realicen en cada renglón habrá menor velocidad lectora. Se entiende por fijación ocular a la detención del ojo en cada salto o intervalo de lectura. Los lectores y lectoras poco expertos suelen realizar una fijación ocular por cada palabra, de modo que se “detienen” a leer tantas veces como palabras contenga el renglón.
Vocalización. Se denomina también labialización y consiste en la repetición verbal de las palabras a medida que se va leyendo. Existe vocalización completa cuando se realiza una réplica labial íntegra, palabra a palabra de lo que lee silenciosamente y vocalización incompleta cuando la labialización se da ocasionalmente.
Subvocalización. Consiste en pronunciar mentalmente las palabras que se van leyendo.
Señalado. Constituye un hábito de apoyo indicador para guiar o direccional la lectura. Suele hacerse utilizando el dedo o el lápiz para “no perderse” en los renglones.
Regresión. Este defecto lector consiste en la relectura de palabras y frases debido a los errores cometidos en la primera lectura o en pérdidas de la fijación ocular.
Otras dificultades lectoras que inciden en la velocidad son los cambios de líneas (perderse entre renglones) por problemas del dominio visual y los movimientos de cabeza o hábito de mover la cabeza desplazando acompasadamente hacia la derecha a medida que se va leyendo, en lugar de desplazar únicamente los ojos.
Dificultades en la comprensión lectora
Suelen darse en dos niveles de lectura: en la comprensión lectora literal, en la comprensión lectora interpretativa y, en un nivel experto, en comprensión lectora crítica.
En la literal se encuadrarían las dificultades relativas a una lectura de reconocimiento y memoria de los hechos, ideas principales, secundarias, secuencia de acontecimientos, palabras nuevas, etc.
En el plano interpretativo las dificultades de comprensión estarían referidas a la contextualización del significado tales como la dificultad en realizar traducciones simultáneas de palabras o expresiones, dificultad en inferir consecuencias, en valorar, en discernir lo real de lo ficticio, etc.
¿Cómo evaluar las dificultades lectoescritoras?
Evaluación de la madurez para el inicio del aprendizaje lectoescritor
Determinar la madurez lectoescritora tiene dos objetivos principales y complementarios entre sí:
Conocer el grado de madurez alcanzada por el niño o niña para poder iniciar el aprendizaje sistemático de la lectura y escritura.
Explorar los factores que imposibilitan una maduración uniforme y conjunta si ya se ha iniciado el aprendizaje sistematizado para que, una vez detectado el factor inmaduro pueda procederse a la programación de actividades propias del factor para lograr el equilibrio y ajuste al desarrollo general de los demás factores intervinientes en el aprendizaje lectoescritor.
Entre las actividades para el diagnóstico y detección del nivel de maduración lectoescritora según los distintos factores que intervienen tendríamos las siguientes:
Esquema corporal:
- Preguntarle al niño o niña por su mano derecha, mano izquierda, ojo derecho, ojo izquierdo, oído derecho e izquierdo.
- Preguntar por objetos situados a la derecha o izquierda suya para que los enumere y sitúe.
- Preguntar por nociones de arriba-abajo, delante-detrás.
- Nombrar partes de su cuerpo.
Organización espacial:
- Nociones de dirección, forma, tamaño, distancias, etc.
- Algunas de las mismas actividades relacionadas con su esquema corporal como izquierda y derecha, arriba y abajo, etc.
Memoria visual:
- Observar una lámina con dibujos durante treinta segundos y luego enumerar los objetos visualizados.
Memoria auditiva:
- Dictar una serie de palabras para que las oiga y retenga para posteriormente enumerar todas las que recuerde.
Articulación:
- Confeccionar una serie de fonemas que ofrezcan dificultad de pronunciación tales como s, r, rr, c, t, … El niño o niña deberá pronunciar lentamente las palabras que contengan dichos fonemas,
Percepción visual:
- Observar el juego del niño o niña con cubos, rompecabezas, puzzles, etc., para comprobar las relaciones que establece: tamaños, formas, diferentas, semejanzas, tipos de asociaciones que realiza, etc.
Coordinación visomotriz:
- Calidad y firmeza del trazado del grafismo o rayas.
- Control postural.
- Coordinación óculo-motriz.
- Posición del antebrazo en la mesa.
- Presión de los dedos con el lápiz.
- Direccionalidad del trazado.
Lateralidad:
- Mano: observar con la que escribe, dar cartas o repartir cromos, mano con que manipula objetos.
- Ojo: observar con cual mira por una rendija, por un catalejo por un orificio abierto en un folio.
- Pie: observar con qué pie chuta una pelota, cómo ejecuta los apoyos en el juego de la rayuela.
- Oído: Llamar por su nombre al niño o niña y observar por qué lado se da la vuelta. Darle un reloj para que se lo ponga al oído.
Reproducción de estructuras sonoras y gráficas.
- El profesor marcará unas estructuras rítmicas mediante pequeños golpeos en la mesa para que el niño o niña las reproduzcan.
- Rellenar o copiar sobre cadenas de estructuras gráficas siguiendo una inicial como modelo.
Evaluación de la velocidad lectora
Para evaluar la velocidad lectora podemos recurrir a dos modalidades evaluativas: la evaluación de producto o cuantitativa y la evaluación de proceso o cualitativa.
Mediante la evaluación de producto podremos conocer la cantidad de texto leído en la unidad de tiempo elegida y expresada, por lo general, en forma de palabras por minuto (ppm).
La evaluación de la velocidad lectora dependerá también de la exactitud. También es necesario asociar siempre la comprensión lectora a cualquier valoración de la velocidad que se realice.
Los procedimientos para valorar la velocidad son:
- Fórmula de Velocidad Lectora Pura VLp = N/T
VLp = Velocidad Lectora pura.
N = Cantidad de palabras leídas.
T = Tiempo empleado expresado en segundos.
- Fórmula de Velocidad Lectora Corregida VLc = N – (2E + e)/T
VLc = Velocidad lectora corregida.
N = Número de palabras leídas.
E = Errores graves de exactitud: omisiones, inversiones, sutituciones…
E = Errores leves: rectificaciones, falta de puntuación..
T = Tiempo total expresado en segundos.
- Fórmula de Velocidad Lectora Simple VLs = ppm1 + ppm2 + ppm3 + …/ T
ppm1 = palabras leídas en el primer minuto
ppm2 = palabras leídas en el segundo minuto
ppm3 = palabras leídas en el tercer minuto
T = número total de minutos
Para hacer una evaluación del proceso o formativa se ha de analizar, en forma de descripción de las dificultades, todas las variables que intervienen en el acto lector, para detectar y reorientar la dificultad que ralentiza la dificultad final o producto lector final.
Evaluación de la comprensión lectora
La comprensión lectora, al igual que la velocidad, podemos abordarla desde una evaluación del producto y desde una evaluación del proceso.
La evaluación del producto tiene carácter estático y se realiza en un momento dado. Su cuantificación puede hacerse en términos de porcentaje del texto que se comprende y en términos de clasificación y comparación mediante percentiles y escalas típicas.
Desde el punto de vista formativo o de proceso, puede realizarse una evaluación sobre las llamadas impresiones de diagnóstico o conjunto de procedimientos informales de lectura que tienden a proporcionar estrategias concretas para orientar la mejora del proceso comprensivo.
Como indicadores para evaluar compresivamente un texto podemos citar los siguientes:
En un nivel de comprensión lectora interpretativa:
- Contextualizar el significado de las palabras.
- Traducir palabras nuevas al vocabulario propio.
- Adivinar o inferir el significado de palabras desconocidas.
- Percibir la lectura globalmente
- Establecer relaciones de causa-efecto entre distintas partes del texto.
- Distinguir entre lo real y lo imaginario.
En un nivel de lectura comprensiva crítica:
- Distinguir los hechos de las opiniones.
- Valorar el texto. Emitir juicios de valor.
- Integrar la lectura a las experiencias propias.
- Verificar el valor de verdad de las informaciones.
- Analizar las intenciones del autor.
- Evaluar la consistencia o irrelevancia del texto.
- Discriminar lo subjetivo de lo objetivo.
Algunas actividades prácticas
Para mejorar la velocidad lectora
- Ejercicios de cronolectura: consisten en cronometrar varios minutos de lectura. Puede realizarse por unidades lectoras de un minuto de duración, repitiendo la lectura del texto por segunda y tercera vez consecutivas con objeto de que el lector perciba que aumenta su velocidad (ppm) en cada minuto lector, fruto del entrenamiento en el mismo texto.
- Ejercicios de identificación rápida: consisten en observar una o unas palabras modelo durante breves instantes (entre 10 y 15 segundos) y localizarlas de entre un listado amplio de palabras. Se pretende con ello agilizar la visión de rastreo, mejora del campo visual, mejorar la percepción guestáltica de la palabra (su silueta o contorno) y motivar al lector por la inmediatez de la autocorrección.
- Ejercicios de rastreo visual: consisten en realizar barridos visuales en oblicuo o zig-zag, saltándose algunos renglones y no realizando fijaciones oculares sobre una determinada palabra sino deslizando la vista sobre la parte superior de las palabras hasta detectar un objetivo propuesto (localizar un dato, una palabra, una idea, etc.)
- Ejercicios de visión periférica: consisten en fijar la vista en un punto o palabra central y sin realizar ninguna otra fijación intentar abarcar con la vista la mayor amplitud posible. Se pretende lograr un entrenamiento de nuestro campo visual.
Para mejorar la comprensión lectora
- Idea principal: consiste en entrenar al lector a que extraiga las ideas principales de un texto.
- Claves contextuales: consisten en conocer nuevas palabras a través de indicadores que aparecen en el texto y que nos pueden servir para comprender el significado de las palabras.
- Sinónimos-antónimos: se trata de asociar palabras con el mismo significado por una parte y palabras contrarias o antónimas por otra.
- Procedimiento Cloze: consiste en la presentación de un texto en el que se han omitido palabras de modo intencional. El patrón de omisión deliberada de palabras es, por lo general, cada seis, aunque pueden realizarse todas las variaciones posibles.
Fuente: Isftic