La música, además de un lenguaje que sirve para expresar sentimientos, impresiones y estados de ánimo, es un importante factor de desarrollo. La expresión musical es un recurso educativo, por ejemplo, en la creación de actitudes y hábitos que son básicos e imprescindibles para la educación integral del niño, pues ayuda a saber disfrutar y a ser capaz de respetar el sentir y el hacer de los demás.
En educación infantil no se trata de aprender música desde un punto de vista técnico, sino de desarrollar progresivamente una capacidad para servirse de ella como un medio de expresión y representación al servicio de los objetivos educativos.
La educación musical es un aspecto muy importante en el desarrollo infantil, y se puede trabajar desde diferentes enfoques y a través de infinidad de actividades debido al principio de globalización de la educación. Esta perspectiva nos indica que no debemos separar ni jerarquizar las enseñanzas, sino trabajarlas de forma integral.
Por esta razón, al ejercitar la psicomotricidad, por ejemplo, lo podemos hacer con una actividad al ritmo de algunos instrumentos musicales, favoreciendo así el contacto con distintos timbres, sonidos de percusión o de viento, diferenciar distintas intensidades…Se podría realizar sobre este juego variables del siguiente tipo:
_ Danzar libremente por el aula o lugar donde se realice la actividad acompañados por el sonido de unas maracas.
_ Correr o ir muy despacio hasta incluso pararnos a modo de estatua, siguiendo la velocidad de los golpes de una pandereta.
_ Realizar un cuento motor en el que introduciremos lluvia (agitar de maracas), truenos (golpes de pandereta), campanas (triángulos)…y todas las demás posibilidades que nos ofrece la imaginación.
De esta forma el desarrollo musical y el psicomotor se pueden trabajar en armonía y de una forma muy práctica y directa, potenciando la adquisición del esquema corporal en el niño, que es un concepto muy completo referente a la conciencia de nuestro propio cuerpo y de todas las posibilidades y limitaciones que éste nos ofrece.
El niño al nacer presenta una motricidad de tipo subcortical, sus comportamientos están regidos por las necesidades orgánicas: hambre, sueño... La motricidad va evolucionando desde situaciones generales a particulares. Conforme va creciendo, comienza a establecer relaciones y deseos con las circunstancias que le rodean. A los pocos meses, los circuitos psicomotores se van haciendo más complejos...
En la etapa infantil ya es capaz de sentir su cuerpo globalmente, integrando las partes afectivas y expresivas. Este periodo se caracteriza por la percepción de la motricidad global, la evolución de la percepción del propio cuerpo, el acceso al espacio orientado (espacio propio: aquel que ocupa el cuerpo; espacio lejano: aquel que se puede conquistar con el desplazamiento de los segmentos y espacio último: aplicación del tiempo conjuntamente a los desplazamientos corporales).
Pero, ¿qué relación existe entre el esquema corporal y la música?... Coste define el esquema corporal como la organización psicomotriz global en la que entran en juego todos los mecanismos y procesos de los niveles motores, tónicos, perceptivos, sensoriales y expresivos, a los que hay que añadir el aspecto afectivo. Para Wallon no es un dato inicial ni una idea fija, sino el resultado y requisito de una ajustada relación entre el individuo y el medio... pero no pretendo emplear estas definiciones como base de un “aprendizaje receptivo”; juntos, coordinando nuestros distintos puntos de vista, podemos descubrir la importancia de la música en la expresión corporal del niño.
La educación del esquema corporal es una pieza fundamental de la educación psicomotriz, ya que el niño se va adaptando al mundo a través de su cuerpo, y debe conocerlo para manejarlo con eficacia. Pero si el movimiento de los niños (caminar, correr, saltar, palmear, balancearse, gatear...)lo unimos al estímulo musical, supone un descubrimiento emocionante, una mejor comprensión de ella, que no sucede cuando sólo la escuchan o se mueven sin escucharla.
Al vivirla de forma total por el cuerpo, amplían y enriquecen la vivencia musical. Con sus gestos, sonidos, movimientos... adquieren conciencia de si mismos, afirman su personalidad, se comunican con los demás... La música les permite intervenir activamente en el medio que les rodea, despertando en ellos interés, receptividad... y favoreciendo de este modo el camino que los llevará hacia la autonomía personal-
La rítmica, (expresión corporal de los ritmos musicales) juega un papel importante en todo programa integral de educación musical infantil. Willems solicita abiertamente la inclusión de la rítmica como actividad sistemática y habitual, junto a la iniciación musical en la educación de los niños. El método Dalcroze para la enseñanza de la música es un método esencialmente rítmico, parte de la base de que el ritmo es el elemento de la música que afecta en primer término y con más fuerza la sensibilidad infantil.
Una música adecuada les puede ayudar en el control del tono muscular, en la consolidación del predominio lateral, en el descubrimiento y toma de conciencia de las distintas partes del cuerpo... Podemos partir de movimientos amplios, estiramientos, jugar con nociones de equilibrio, desplazarnos por el espacio al son de la música y aumentar de este modo las posibilidades expresivas del cuerpo, para expresar y comunicar sentimientos, emociones, necesidades....
Como dicen Bernal Vázquez, J. y Calvo Niño, Mª L en su libro: “Didáctica de la Música. La expresión musical en la educación infantil”: “...la música cumple un papel muy importante, sostener el movimiento, sugerirlo, justificarlo. Moverse, sentir la vida, tener ganas de expresar alegría, disfrutar, es danzar. El niño pequeño descubre el mundo moviéndose, tiene necesidad del movimiento para vivir la música, precisa descubrir el espacio en el que se encuentra, como una manera de orientarse y enriquecer los movimientos, descubriendo las cualidades que el cuerpo posee, sintiéndolas. De esta manera es como se aprende a conocer, respetar, amar el cuerpo y a comunicarse con los demás”.
Libros:
Jugar, cantar y contar: juegos y canciones para los más pequeños
- Carmen San Andrés Sánchez
- Teleno,Ediciones S.L.
Audiciones musicales activas para el aula
Pilar Montoro
Editorial CCS
La audición musical en la educación infantil: Propuestas didácticas
Teresa Malagarriga Rovira
Assumpta Valls Casanovas
Editoria lCEAC
La música en la escuela infantil (0-6)
Pep Alsina
Maravillas Díaz
Andrea Giráldez
Judith Akoschky
Editorial GRAO
Fuente:
Completamente de acuerdo, Vane,una entrada fantástica. Un beso.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con vosotras dos, yo también considero la música una parte muy valiosa, de echo las clases las teminamos con alguna canción, acompañada de baile libre, coreografía, movimiento de manos, solo cara...
ResponderEliminarMe gusta tu entrada. Besitos. Buen de fin de semana.