Antes de nada quiero hacer hincapié que estoy de acuerdo con la lactancia materna prolongada, al igual que no me meto en la crianza de los hijos ajenos. Lo que os voy a contar no es un consejo para nadie, simplemente es nuestra experiencia con el fin de una etapa.
Dicho esto, ya sabéis que mi bixi y yo hemos apostado por la lactancia materna desde su segunda hora de vida hasta el día de hoy (veintidós meses).
Durante el día ella siempre ha tomado cuando le apetecía (a demanda lo llaman), cuando cumplió el año intenté que las tomas de las comidas fueran después a modo de postre, ya que siempre lo hacía antes. A los quince meses comenzó la escuela infantil con lo cual las tomas de la mañana desaparecieron radicalmente (pero este es otro tema y si algún día tengo tiempo os lo cuento).
Por las noches siempre se ha quedado dormida al pecho, y depende de que temporada se "ha despertado" más o menos, ella directamente me buscaba y volvía a su sueño (dos o tres veces a la noche).
Pero al cumplir los dieciocho meses las tomas fueron siendo mucho más frecuentes y por las noches se despertaba, pero ya no volvía al sueño. Me paro aquí porque no os he dicho que mi bixi es puro nervio y sus tomas nunca han sido tranquilas, se mueve de un pecho a otro, salta, se empina, se agacha... siempre con la teta en la boca, y llega un momento en que me hace daño, sobre todo en el cuello y la espalda.
No sólo las contracturas vinieron apareciendo, las malas noches de no poder descansar, e incluso llegó un momento en que deseaba que se desenganchara ya que me hacía daño, me molestaba, incluso la rechazaba y la pobre mía lloraba, pero yo lloraba mucho más por lo mal que me sentía con mi rechazo (estábamos pasando por una crisis de agitación del amamantamiento).
El bixi padre fue el primero que me comentó que la situación iba a peor y que tendríamos que plantearnos el destete nocturno, y tras muchas lágrimas (mías) así lo decidí:
En un primer momento pensamos en aplicar "el Plan Padre", y tras comprobar durante tres noches que nuestra niña lloraba y lloraba porque no quería estar en su cama con papá, yo acudía a darle el pecho porque era así como se calmaba. Pensé en que sería mejor que el padre en este caso no estuviese a la hora de acostarla, y sin el pecho lo intentara yo porque total, a peor no podía ir la situación.
La primera noche lloraba pidiendo su teta, pero yo le decía que estaba dormida, shhhhh y le hacía el gesto del silencio (mi bixi lo hace mucho), se acurrucaba conmigo y con su pulgar en la boca se resignaba hasta que se dormía y volvía a despertarse buscando su teta. Así estuvimos como tres o cuatro noches, poco a poco me iba buscando menos, hasta que parece que lo comprendió por completo que de noche en la cama dormimos y la teta también duerme, y de día, en el sofá (nunca en la cama) es el lugar para tomar pecho.
La mayoría de los días es el padre quien la lleva a su cama, a veces le cuesta y otras cae rendida de sueño (nueve de la noche) y cuando se despierta a las doce, dos...etc (no tiene una hora fija) va a nuestra cama, y ya ni siquiera me busca, sino que se va flechada a su cuna (que colecha con la nuestra) y duerme. Vemos los avances ya que hay días en los que se duerme en su cama del tirón hasta la mañana siguiente, y yo descanso un poco más aunque en el fondo la eche de menos "a veces".
Gracias por compartir tu experiencia, Vane. Un abrazo.
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