La ausencia del lenguaje ha sido confundida con otras alteraciones lingüísticas (Perelló, 1979) y muestra un diagnóstico diferencial del mutismo con diversas patologías.
El límite entre el retraso fisiológico y la mudez patológica estaría entre los dieciocho meses y los dos años de edad y como características podemos señalar:
• Aparición de las primeras palabras después de los 2 años.
• La unión de palabras comienza después de los 3 años.
• Vocabulario muy reducido a los 4 años.
• Desarrollo comunicativo del gesto y de la música.
• Lenguaje telegráfico (ausencia de determinantes y nexos gramaticales).
• Desinterés comunicativo.
• Comprensión superior a la expresión.
• Niños/as sensibles, tímidos, faltos de seguridad.
Se podría tratar de:
– Retraso puro del habla: sería un retraso grave del lenguaje, con falta de maduración en las habilidades motoras del habla. Es una alteración fonética que representaría el conjunto de todas las dislalias evolutivas y/o funcionales.
– Retraso simple del lenguaje: lo tratamos independiente del anterior, al representar
la mayoría de casos que suelen presentarse. Habrá que derivar al logopeda, tras haber descartado problemas auditivos o neurológicos, según la evolución en la adquisición del lenguaje
– Mutismo total: desaparición total del lenguaje, repentina o progresivamente.
Puede ser de tipo histérico, tras un fuerte choque afectivo, por enfermedad laríngea, o “por unos días”.
– Mutismo electivo o selectivo: sólo aparece ante ciertas pacientes o en determinadas situaciones, pudiendo presentarse desde los 3 años, pero es más frecuente a partir de los seis años.
Launay (1989) añade una clasificación, según el contexto mental:
1. Mutismo neurótico: parcial o efectivo, que persiste más allá de los 6 años, o total en casos excepcionales.
2. Mutismo psicótico: de 3-6 años; se parece al autismo, pero puede estar ocasionado por un incidente febril o una separación temporal de su medio.
Entre 6 años y la pubertad es un problema de tipo psiquiátrico, con incapacidad de relación con los demás.
Etiología:
– Sobreprotección familiar.
– Falta de estimulación lingüística.
– Exigencias de los padres, exceso de preocupación.
– Trastorno familiar: divorcio, muerte de un familiar, etc.
– Situaciones de bilingüismo mal integrado en ambientes lingüísticamente pobres.
– Déficit lingüístico hereditario, sobre todo de memoria auditiva.
– Incapacidad comunicativa específica, inhibición motora, etc.
A.M. Redondo Romero*, J. Lorente Aledo***Pediatra. Centro de Salud Cabo Huertas. Alicante.**Logopeda. Servicio Psicopedagógico Escolar (S.P.E. A-10). Novelda, Alicante.
El término "mudez selectiva" previamente descrito como "mudez optativa" sugiere un rechazo voluntario al habla en ciertas situaciones. DSM IV (1995), con una referencia cruzada de Mudez Optativa, describe sus características de la siguiente manera:
"El rasgo esencial de la mudez selectiva es el fracaso persistente a hablar en situaciones sociales específicas (ej. En la escuela con los compañeros) donde se espera la comunicación oral; mientras en otras situaciones se habla…
Otros rasgos asociados pueden incluir: timidez excesiva, miedo al ridículo social, aislamiento y reclusión social, poca independencia, rasgos compulsivos, rabietas u otros comportamientos de control o de oposición, especialmente en casa."
La mudez selectiva/optativa es una condición distinta al autismo, pero en ciertas circunstancias se puede considerar una forma menor de autismo o una manifestación de un tipo particular de comportamiento autístico. Un autista de 17 años que había sido incapaz de hablar desde los 6 años, fue capaz de escribir más tarde sobre sus experiencias como si hubiera estado encerrado en el mundo del silencio (Hocking 1990).
"Carolina quería hablar mucho, pero le parecía una tarea imposible. "¿Crees que algún día hablará? Era la pregunta que les hacían con frecuencia a su madre y sus profesores, a lo que respondían "No hay ninguna razón por la que no lo haga. Tiene todo lo necesario. Cuando era pequeña hablaba".
A algunas personas les parecía difícil de creer. Creían que sus padres se deberían estar engañando y que la niña nunca había hablado. Pero sí que había hablado. Ella podía recordar exactamente las veces que le había dicho cosas a su mamá. "¡Mira la luna!" dijo un día, asombrada por la repentina belleza de ésta en el cielo diurno. Entonces tendría unos 6 años, perdida en su miseria, pero todavía respondía a la belleza que venía desprevenidamente de los cielos. Se podía acordar de otros momentos en los que había intentado decir cosas, pero se había sentido atrapada en la red negra de su infelicidad, incapaz de soltar una palabra. Es muy difícil de explicar cómo su miedo retenía sus cuerdas vocales. Era como si unas manos invisibles estuvieran presionando sobre la garganta estrangulándola hasta dejarla sin vida. Un lugar tan pequeño para que pasara el aire y tan poco sitio para que la fuerza misteriosa de la vida pudiera existir. Esta parte de su cuerpo parecía tan vulnerable, tan expuesta, que debería ser protegida a toda costa, incluso al precio del silencio. Parecía que estaba salvando aire para el mismísimo proceso de vida. No había aire que sobrara para el habla eventual, así pues el habla tenía que desaparecer. Nadie se daba cuenta de que este era uno de los miedos detrás del silencio, esta sensación de respiración oprimida que parecía asfixiarla y amenazaba con la extinción de la poca vida que le quedaba. Este era un sentimiento real cuando era una niña pequeña, pero no fue hasta que casi era mayor que encontró la soltura para describirlo. Lo mismo ocurrió con muchos otros sentimientos ahora que era mayor. Podía encontrar una manera de describir las cosas que le habían ocasionado grandes dudas y miedos en su pequeña mente. Ahora tenía las palabras para describir cómo había sido, por eso, sentía que era tan importante escribir un libro para explicarlo. Como su profesora le había dicho, estaba en posición de ayudar a otros. La experiencia real, hábilmente expresada, era más valiosa que una tonelada de suposiciones hechas por expertos bienintencionados. Lo más doloroso era la creencia común apoyada por los estudiantes de psiquiatría, si estaba muda no podías comprender. Pero, ¿cómo sabían que mucha gente silenciada no tenía la cabeza llena de un lenguaje expresivo maravilloso que no podían utilizar, simplemente porque nadie había encontrado la llave de su confianza?"
(Sally Goddard continúa en su texto dando una posible explicación de el porqué y el cómo ocurre el mutismo selectivo. Ella ha investigado en profundidad los reflejos primitivos y los efectos de éstos cuando no han madurado y no se han integrado de forma adecuada a lo largo del desarrollo del niño. Relaciona el mutismo selectivo con la presencia de dos reflejos concretamente.)
¿Cuál sería el resultado de que el reflejo de parálisis por miedo (RPM) y el reflejo de Moro permanezcan activos a un nivel subcortical en el individuo?
Esta persona tendrá un umbral de miedo y de estrés muy bajo. Una persona hipersensible al tacto, al sonido, a frecuencias de sonido específicas, cambios en su campo visual, olor y posiblemente también gusto. Quizá sea capaz de compensar y sobrellevar su hipersensibilidad en muchas situaciones, pero a costa de que las respuestas reflejas instintivas se hagan de forma absolutamente consciente, generadas desde el córtex. Pronto se cansará, y con el cansancio disminuirá la capacidad de compensar, de manera que la respuesta refleja se provoque más fácilmente. El reflejo que será provocado depende de las circunstancias en particular. En ciertas situaciones ambos reflejos se superarán por control consciente y el individuo reaccionará a esa situación racionalmente y de forma efectiva. En otras ocasiones, la situación provocará el reflejo de Moro o una respuesta exagerada. En otro momento los reflejos de retirada serán prioritarios y al individuo le será imposible responder. La mudez optativa/selectiva puede ser el resultado de esto último.
"Extractos del libro: "Reflejos, aprendizaje y comportamiento" de Sally Goddard".
Para leer más de este tema:
Guía para la Detección, Evaluación, intervención precoz en la escuela
Mutismo selectivo a nivel preescolar
Mutismo Electivo
Instituto de Mutismo Selectivo
PROGRAMA TRATAMIENTO MUTISMO SELECTIVO:
Hola, un tema muy interesante que me ha tocado de lleno. Mi hija pequeña ahora tiene 20 años, no empezó a hablar hasta los 2 años y normalmente si no le repetías las palabras las volvía a olvidar, después de muchas consultas a los 5 años le diagnosticaron disléxia, ha ido a reeducación hasta el bachillerato, y todavía va una vez al año al centro donde la llevan desde hace muchos años (logopedas y neurologa) ahora está en la Universidad y le va muy bien, pero todavía tiene problemas con la expresión oral(muy lenta). Ha sido muy duro pero vale la pena haber actuado a tiempo. La dislexia también puede ser una causa de falta de expresión oral aparte de las ya conocidas faltas de ortografiía, letras en espejo, y omisiones de letras. Muchas gracias por este post. Besos.
ResponderEliminarLourdes muchas muchas gracias por comentar tu experiencia, seguramente muchas madres o padres están en tu lugar y no lo saben y es muy positivo que lean estas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo y que siga avanzando tu niña grande ^-^
Un tema interesantísimo. Gracias Vane por este gran aporte. ;-)
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada, muy completa y con mucha información. Yo también tengo un blog, sobre Logopedia que empecé hace unos meses.
ResponderEliminarTe dejo el enlace a mi blog por si te quieres pasar a leer o seguirme. Yo te sigo :)
http://cereslogopedia.blogspot.com.es/
Ceres.